Este martes 3 de noviembre se llevarán a cabo las elecciones presidenciales de Estados Unidos, que se dan en un ambiente fuera de lo ideal pues el gobierno actual ha creado un entorno de tensión política en la que incluso Donald Trump ha mencionado públicamente que no está seguro de aceptar los resultados si estos no le favorecen.
Por si fuera poco, se une la situación sanitaria que hunde al mundo en una crisis económica global y justo Estados Unidos es el país con mayor número de muertos por covid-19.
Las votaciones comenzaron hace unos días por el método del voto temprano en casillas especiales y del voto por correo, que fue criticado por el actual presidente, según él, por prestarse a malos manejos; sin embargo, este primer martes de noviembre se llevará todo el proceso electoral y es muy probable que este mismo día alrededor de la media noche sepamos quién ocupará el puesto por los próximos cuatro años.
Como mexicanos lo primero que debemos conocer para poder entender el proceso, es que a diferencia de nuestras elecciones, el voto no se emite precisamente por un candidato, sino por un representante (compromisario) del Colegio Electoral de los Estados Unidos, que a su vez, cuando resulta ganador, emite su voto por uno u otro candidato, esto genera que no siempre el candidato con más votos directos, sea el ganador de la elección. Recordemos el caso de Hillary Clinton que ganó en número de votos, pero perdió en el Colegio Electoral, esto en 2016.
¿Quién va a ganar?
Todo indica que Joe Biden será quien se lleve la victoria, pero aún la situación es muy cerrada. Otra diferencia importante en las elecciones, es que cada estado tiene cierto número de “asientos” en el Colegio Electoral que votan por determinado candidato dependiendo de los resultados de su estado.


El punto interesante, será ver cuál de los candidatos se lleva los “estados bisagra” (swing states) que son aquellos estados que pueden cargar o definir la elección, estos son estados que en algunos casos tienen una tendencia pero que fácilmente pueden decantar hacia el otro lado, es por esto, que la mayor parte de los eventos de campaña, se hacen justo en estas localidades.
Un punto en contra de Biden es que usualmente en Estados Unidos el presidente se mantiene por los dos periodos completos, la última vez que esto fue diferente, sucedió cuando Bill Clinton ganó en contra de George W. Bush en 1992. Sin embargo, Donald Trump, si bien tiene ganada a una parte de la sociedad, existe una gran cantidad de estadounidenses que se sienten abandonados por este gobierno y querrán cobrarle la cuenta.
Las ventajas de Trump
No todo está perdido para Trump, pues tiene ganada a una población a la que le permitió revivir viejos rencores y filias que se creían olvidadas o superadas. El racismo está en un punto álgido, es cierto los norteamericanos no han podido erradicar el racismo, pero se veía una ruta hacia la superación, mas los recientes abusos policiales y marchas supremacistas blancas (aplaudidas por el presidente) han dejado que cierta población pueda declarar libremente su odio hacia otras etnias y grupos minoritarios.


Por otro lado, Trump ha sabido manejar la información en medios de comunicación, tal vez con contradicciones y no siempre con la mejor publicidad, pero debemos recordar que él conocía bien algunos lemas como que “no hay publicidad mala”, estar presente todos los días en todo momento en los medios masivos, le ha permitido tener una visibilidad superior a otros candidatos.
En México, ¿nos afecta?
La respuesta es muy sencilla, por supuesto. No quiere decir que el presidente de Estados Unidos tome decisiones por nuestro país, pero nuestras economías están tan ligadas y nuestros comercios tan intrincadamente unidos, que es imposible pensar en una separación o una mala relación (de la cual la peor parte la llevaríamos los del sur de la frontera). Sin embargo, los dos últimos gobiernos mexicanos han actuado a favor de Donald Trump, tal vez de forma indirecta, pero los Demócratas no olvidarán esto. La factura puede no ser muy alta, pues a ellos también les conviene una relación saludable, pero es muy probable que exista alguna represalia en caso de una victoria de Biden.
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El punto histórico es notable, América como continente está viviendo una sacudida política de la cual algunos países van a lograr salir fortalecidos y algunos seguramente caerán en regímenes que poco van a ayudar a la región a adaptarse a una modernidad cada día más rápida y que requiere ajustes cada vez mayores y a mayor velocidad.
Y como siempre Estados Unidos funge como punta de lanza para este continente, lo que suceda en este proceso electoral puede marcar una clave importante en la historia y es por eso que debemos mirar de cerca y esperar que aquel que gane, busque ayudar a su propia comunidad y con eso volver a ubicar a ese país como una democracia cumbre que busca ser el líder del mundo.
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